Fecha: 26 de junio de 1987
Lugar: Cercanías de huerto «Moreno», 3 kilómetros al sur de la localidad de Higuera de la Serena . Provincia de Badajoz. España
Testigos: Alejo González Portalo, de 34 años
Adolfo José Dávila Dávila, de 16 años
Jacinto Tamayo Núñez, de 34 años
Información publicada el Diario Regional HOY, el día 19 de julio de 1987:
Tres vecinos de Higuera de la Serena narran la visión de un ovni
En
el lugar conocido como "Cicaratón", en las cercanías de huerto
«Moreno», que se encuentra distante unos dos kilómetros de nuestra
localidad, la pasada semana tres vecinos de esta y que corresponden a
las iniciales de A.G.P., J.T.N. y A.D.D., todos ellos hombres de
reconocida solvencia, y sin ningún tipo de antecedentes, comentaron con
gran insistencia y profusión de detalles que habían sido testigos de la
presencia de un ovni en la zona antes mencionada.
Los hechos narrados
por ellos se desarrollan así: "El mencionado día y sobre las dos de la
madrugada, los tres se encontraban por motivos que se desconocen en la
zona de "Cicaratón". Tras comentar ellos en el camino de ida que la
noche estaba cubierta, observaron al llegar al lugar que en el cielo
había una luz muy intensa, brillante, redondeada y del tamaño aproximado
de una luna, lo que les causó una mayor extrañeza cuando comenzaron
anotar que cada vez se hacía mayor, pues se acercaba a ellos de forma
muy rápida; así en pocos segundos tenían ante sí un objeto grande,
brillante, que emitía un ligero zumbido, de un tamaño aproximado de 15
metros de diámetro que emitía un fulgor que iluminaba todos los
alrededores de la zona, permitiendo la visibilidad. Por este motivo
pudieron observar que se encontraba suspendido en el aire sin ninguna
base de apoyo, ni pies metálicos ni nada.
Ante tan extraña presencia
optaron por alejarse de la zona precipitadamente, actitud esta que se
intensificó cuando en pocos segundos detectaron fuera del objeto dos
formas humanas de gran altura, sin que ellos hubieran observado que se
abriera ninguna abertura o puerta en éste. Ambas figuras se dirigieron
hacia donde estaban los tres, lo que hizo que su huida fuese precipitada
en dirección donde minutos antes habían dejado su coche. En su huida
los vecinos notaban como tras ellos las dos formas les seguían de una
forma lenta, pero con ritmo cadencioso; así tras algunos minutos de
persecución los tres optaron por esconderse en la maleza de un arroyo
vecino y desde esa posición evitar ser vistos. Tras unos minutos de
sonidos extraños, se oyó un zumbido intenso y silbante y el objeto
brillante desapareció en el cielo, manteniéndose el sonido mientras que
se vio.
Datos relativos al lugar del suceso
Cercanías de huerto «Moreno», en el lugar denominado "Cicaratón". Esta
zona se encuentra situada tres kilómetros al sur de la localidad de
Higuera de la Serena, enmarcada en la Comarca de la Serena1.
Es una zona llana, eminentemente agrícola. Concretamente, donde
sucedieron los hechos, es una plantación arbórea donde predominan viñas y
olivos.
A cuatro kilómetros del lugar,
pasa el río Guadámez. En las cercanías, a cien metros de donde se
encontraban los testigos, también existe un arroyo donde éstos, como
veremos al relatar el suceso, acudieron buscando lugar seguro donde
esconderse.
No existe ningún tipo de
instalación, a excepción de una antena repetidora de televisión situada a
unos doscientos metros a espaldas de donde ellos se encontraban.
Condiciones Climatológicas
La noche era despejada pero oscura, no se veía la luna2.
La temperatura era agradable, entre unos 15 y 18º C, no existiendo
obstáculos de visión. A pesar de la oscuridad de la noche
–prosiguen– las estrellas eran visibles.
Hay que incidir aquí que los testigos poseen una vista normal, no tienen ningún defecto.
Los testigos
Alejo González Portalo, de 34 años de edad, trabaja en un bar propiedad
familiar. Adolfo José Dávila Dávila, de 16 años de edad, al igual que
el anterior, trabaja en un bar de propiedad familiar. Y por último,
Jacinto Tamayo Núñez, de 34 años de edad, es obrero y a veces trabaja en
el bar propiedad de la familia del primero de los testigos citados.
Según pudimos constatar son gentes de reconocida solvencia en la
localidad. No proclives a la invención de este tipo de historias ni nada
parecido.
Los
testigos en la fecha de la observación. De izquierda a derecha, Jacinto
Tamayo Núñez, Adolfo José Dávila Dávila y Alejo González Portalo
Los testigos en la actualidad.
Valga asimismo el informe
que de ellos me facilitó Víctor Sierra, investigador y gran amigo,
miembro de la Guardia Civil, destinado entonces en el puesto de Zalamea
de la Serena, localidad cercana a donde ocurrieron los hechos, y que
lleva los asuntos de varios pueblos de la Comarca, entre ellos los del
lugar donde residen los testigos, en el sentido de éstos eran personas
de toda confianza.
La investigación
Una
llamada a un buen amigo ya desaparecido, el que fuera gran investigador y
Guardia Civil Víctor Sierra, me abrió las puertas para poder investigar
lo sucedido. A las pocas horas de conocer el hecho me plantaba en la
misma puerta del Cuartel de la Guardia Civil de Zalamea de la Serena,
donde Víctor prestaba servicio y que lleva los asuntos de varios pueblos
de la zona, entre ellos Higuera de la Serena, lugar de residencia de
los testigos. Prestos nos dirigimos hacia la citada localidad. Entramos
en un bar propiedad de uno de ellos, donde se encontraban esperándonos,
Víctor les había avisado de mi llegada. Tras una interesante charla, nos
desplazamos hasta el lugar de la observación, donde nos contaron
detalladamente su encuentro con lo desconocido.
Victor Sierra
Observación de la extraña luz y su aproximación
Los testigos se encontraban en lugar del suceso, entre la 1,30 y 2,30
horas de la mañana del viernes, 26 de junio de 1987, cuando Alejo
González se percató de "aquello", una luz extraña en el cielo. Era del
tamaño de la Luna llena y de un color amarillo intenso. Ante tan rara
presencia comienzan a sentir un poco de miedo y comentan entre ellos
dejarlo todo y marcharse a casa. Pero no les da tiempo a mucho más. De
repente, en pocos segundos, y como si se hubiera percatado de sus
intenciones, la extraña luz se les echa encima. Su velocidad de descenso
–según relatan– fue mucho mayor en comparación que un avión a reacción.
Descendió hasta quedar suspendido e inmóvil sobre los olivos, a unos
cuatro metros del suelo y a unos veinte o veinticinco metros de
distancia de donde ellos se encontraban.
Descripción del objeto
Era una luz de forma esférica, de color amarillo y de una luminosidad
también amarilla, como la del Sol, de menor intensidad en su brillo,
pero de un color más amarillo. Tendría un tamaño aproximado de unos 15
metros de diámetro. Lo que equivaldría a una esfera de dos mil metros
cubicos.
Sus bordes estaban desdibujados pero a pesar de esto y de la
intensa luz que emitía daba la impresión de ser un objeto sólido. Este,
durante el tiempo que estuvo suspendido sobre las copas de los olivos,
estuvo inmóvil. No pudieron apreciar ventanas ni puertas, ni ningún otro
detalle que denotara alguna estructura en el mismo. Era una superficie
lisa. Emitía un ligero zumbido parecido al silbido que produce un avión a
reacción. Este sonido se mantuvo durante todo el tiempo que duró la
observación, siendo algo más intenso durante el periodo que se encontró
más cerca de los testigos y exceptuando los instantes previos a su
alejamiento y desaparición en que oyeron un agudo silbido.
Con Pablo Villarrubia y Alejo González Portalo durante el reportaje para Cuarto Milenio
El objeto, que los testigos vuelven a insistir en que a pesar de no
poder observar ventanas, puertas, o cualquier otro detalle que denotara
una estructura , siendo una superficie lisa, les dio la impresión de ser
un objeto sólido que emitía una intensa luz propia que iluminaba los
alrededores. Su intensidad siempre era constante, con la lógica variedad
del aumento y disminución de esta en el momento en que lo tuvieron más
cerca y en su posterior alejamiento.
La
trayectoria que siguió el objeto, desde su aparición hasta su
desaparición fue rectilínea, aunque tanto el descenso como el ascenso lo
hizo de forma inclinada.
La luz se encontraba, con respecto a los testigos, en un ángulo de inclinación de unos 55º de arco .
La dirección de aparición que siguió fue de sur a oeste, siendo la
misma trayectoria de desaparición pero a la inversa, es decir de oeste a
sur. Esta fue en pocos segundos, hasta desaparecer completamente. La
velocidad de descenso y ascenso, comparándola con la de un avión a
reacción, fue superior.
Aparición de los seres asociados al ovni
Los testigos se encontraban observando el objeto, cuando de repente y
sin saber como, ya que como comentamos con anterioridad no se pudieron
apreciar puertas, ventanas o cualquier otro dispositivo que pudiera
explicarlo –de repente– de aquella luz, salieron dos seres de apariencia
humana, que después de algún tiempo de mutua observación, comenzaron a
andar hacia ellos. Víctimas del pánico, echaron a correr, notando como
aquellos seres venían detrás de ellos.
Descripción de los seres
Eran dos seres de apariencia humana, de una estatura aproximada de unos
dos metros y medio y complexión fuerte. Los testigos no pudieron
apreciar detalles anatómicos como el color de piel, forma y color de
ojos, etcétera, aunque si pudieron constatar que el tamaño de cabeza,
brazos y piernas eran los normales en comparación al resto del cuerpo.
Referente a la forma y color de la vestimenta de los seres, tampoco
pudieron apreciarlo, aunque hacen la observación de que en algún momento
les pareció ver un vestuario de color verde, pero no pueden afirmarlo
con total seguridad, ya que la intensa luz que emitía el objeto era de
tal magnitud que hacía imposible observar ningún detalle con claridad.
Hay que hacer constar que los seres siempre estuvieron envueltos en esa
luminosidad, incluso cuando se alejaban de la esfera.
Recreación del suceso
No apreciaron
tampoco que éstos portaran algún tipo de objeto, ni que emitieran ningún
sonido. Lo que sí pudieron apreciar fue su forma de andar. Lo hacían
normalmente, aunque de una forma lenta, dando grandes zancadas. Echaron a
caminar detrás de ellos, no logrando darles alcance.
La distancia mínima que los testigos calcularon que estuvieron de los
seres fue de unos 25 o 30 metros, prácticamente a la misma distancia que
el objeto. No saben si lograron acercárseles más a pesar de sentir su
presencia detrás de ellos, porque en su carrera no miraron hacia atrás
en ningún momento.
El tiempo que estuvieron observando a aquellos seres lo estiman en un minuto o poco más.
Final de la observación
Los testigos, en su carrera, lograron alcanzar un arroyo próximo al
lugar del suceso, cien metros a sus espaldas. Allí escondidos entre la
maleza esperaron muy nerviosos hasta que escucharon un agudo silbido y
comprobaron como aquella luz se alejaba hasta desaparecer.
En ese momento se dirigieron hacia el coche que tenían aparcado en las
inmediaciones del lugar y marcharon hasta Higuera, donde por miedo al
ridículo no se atrevieron a relatar el suceso hasta casi una semana
después de ocurrido. La observación en su totalidad había durado de 5 a 6
minutos aproximadamente.
Aparición de huellas
Los testigos nos acompañaron a Víctor y a mí al lugar del suceso3. Allí ambos rastremos la zona en busca de algún vestigio que nos mostrara la presencia de la luz y la de aquellos seres.
En el lugar de observación que nos habían indicado los testigos pudimos
comprobar que las hojas de la parte superior de los olivos que habían
estado expuestas a la acción directa de la luz, presentaban un claro
síntoma de deshidratación, mostrando un color blanquecino. Pero solo esa
parte, curiosamente el reverso de la hoja, la parte que no había estado
expuesta a la acción directa de la citada luz, presentaba un aspecto y
coloración normales.
Sin embargo en el suelo no logramos encontrar nada. Puede influir
en ello varios factores: En primer lugar, el tiempo transcurrido hasta
que se volvió a la zona de la observación, casi un mes. Segundo,
factores climatológicos, llovió con posterioridad a los hechos relatados
y antes de que pudiéramos acceder al lugar en cuestión, lo que pudo
haber borrado cualquier vestigio de huellas. Y tercero, la dureza del
terreno. En las veces que lo recorrimos pudimos comprobar que era muy
difícil dejar una huella, incluso Víctor, que calzaba sus botas de
militar, tampoco fue capaz de dejar ninguna impronta en el
terreno.
Otros detalles
Hay que hacer constar que les testigos no sintieron que el fenómeno les
produjera ningún tipo de efecto antes, durante o después de la
observación, a excepción de los lógicos de nerviosismo y miedo ante una
experiencia de este tipo.
Tampoco el coche
de los testigos sufrió ningún tipo de percance. Aunque estuvo parado
durante todo el tiempo de la observación. Una vez finalizada, cuando
pusieron el coche en marcha, este funcionó normalmente, no presentando,
ni testigos ni coche, ningún síntoma raro en los días posteriores.
NOTAS:
1 - Comarca ubicada en la zona noreste de la provincia de Badajoz.
2
- El día 26 la Luna entraba en fase de Luna Nueva. Saliendo a las 6,11
horas y poniéndose a las 22,21 horas. (hora oficial del meridiano de
Madrid)
3 - Ningún investigador pisó la zona hasta casi un mes
después de ocurridos los hechos, ya que los testigos decidieron no hacer
mención de estos hasta casi una semana después, que fue conocido
por los amigos, en primer lugar, y con posterioridad por el resto de los
vecinos de la localidad, incluido el corresponsal del Diario Regional
HOY, que lo enviaría, con autorización de los testigos, a la Redacción
para su publicación el día 19 de julio de 1987, casi un mes después de
que ocurriera el suceso.